Mi abuela me decía que nada bueno pasaba a partir de la una de la madrugada en la calle. La noche es peligrosa y despierta nuestros peores instintos, insistía. A todos nos ha gustado más o menos la nocturnidad en alguna época de la vida. Amores, risas contagiosas, conquistas, inspiración, conectar con alguien, descubrir una pasión,… Horas en las que prometes o te prometen la luna y donde ese camino marca un auténtico éxodo de experiencias.
El vino tinto ‘Una nit en globus’ (una noche en globo) de la bodega Josep Grau (Marçà, Tarragona) ofrece una noche de placeres terrenales donde el viaje a la luna amplifica el recuerdo. Sergi Ferrando, director de arte y diseñador, ha creado esta etiqueta mediante técnicas digitales. “Pretendía darle un aire romántico y evocador a la ilustración pero sin grandes alardes estéticos. Para potenciar este aire fantástico me inspiré en los primeros globos tripulados de hidrógeno del año 1783. Es uno de esos trabajos en los que te ‘reenamoras’ de tu profesión”, relata Ferrando.
Hoy viticultor, ayer en la banca de inversiones
Los sueños se cumplen. El globo llegó al satélite. Desde hacía años no dejaba de resonar en la cabeza de Josep Grau la frase: “Si la vida te frena, para y escucha». De esta forma su inquietud le llevó a abandonar el sector de la banca de inversiones para dedicarse plenamente desde 2003 al mundo del vino. Su bodega está formada por pequeñas parcelas de matices ecologistas: viticultura orgánica y libre de pesticidas. El objetivo principal es que el fruto llegue con todas sus propiedades naturales al embotellado. “Mis inicios son precarios en recursos y de una idea de hacer vinos muy cercana a la tierra. Hago pequeñas producciones de viñas muy particulares con la mínima intervención. ‘Una nit en globus’ es el primer vino de un lugar privilegiado: Capçanes. Volver me devuelve la energía de los primeros días”, afirma Josep Grau. Una historia que comenzó con los pies en el suelo y con ansias de volar.