Pinoso, El Pinós, es uno de los municipios de la provincia de Alicante cuyos principales motores económicos son el mármol y la cultura del vino en todas sus facetas. Sus calles respiran aires con aromas a madera de barricas, su clima favorece el cultivo de los viñedos y su rica gastronomía, con platos como la gachamiga, los gazpachos o el arroz con conejo y caracoles, son un reclamo para todo visitante.
La Casa del Mármol y del Vino es un centro cultural que difunde el patrimonio de una tierra ligada a sus frutos: la piedra y la uva. El ritual de la vendimia y las experiencias en las canteras son protagonistas en dos pequeñas salas. Tengo la suerte de conocer en la recepción a Francisco Pérez, un apasionado por su tierra y su próspero patrimonio, que me realiza una visita guiada por este proyecto museístico.
Sala 1: el mármol
La ‘Fundación Levantina’ fue la encargada de poner en valor los testimonios y la historia del mármol, que supuso para esta localidad alicantina una verdadera transformación social, económica y geográfica.«Pinoso cuenta con una explotación marmórea, ubicada en el Monte Coto, que supone el mayor yacimiento de España en Calizas Marmóreas, con una extensión de 500 hectáreas, de donde se extrae el mármol denominado “Crema Marfil” desde los años 20″, afirma Francisco Pérez. La evolución del proceso extractivo, las herramientas de trabajo, el transporte y su proyección por el mundo son algunos de los recursos didácticos más interesantes. Este original espacio expositivo está formado por unas costillas estructurales que evocan la geometrización de una cantera. En reconocimiento a su creatividad y diseño recibió el premio nacional de arquitectura ‘EMPORIA de Oro’ al mejor montaje no itinerante en 2014.
Sala 2: el vino
Una cortina nos separa de la segunda sala, que transmite la idea del necesario oscuro acceso a una bodega. Entro con Francisco y nos recibe un audiovisual que relata el recorrido de la uva desde la vendimia hasta el embotellado del vino. Y Francisco me cuenta cómo se desarrolló este tradicional cultivo en época romana mediante las ánforas y copas de cerámica expuestas: «El vino está presente en este territorio, al menos, desde hace un milenio. Los romanos ya lo consumían y los conocimientos del cultivo de la vid y la producción han sido transmitidos de generación en generación».
Decenas de utensilios para preparar la tierra, maquinaria que facilita el duro trabajo en el campo, el papel fundamental de los productores y los avances técnicos en el laboratorio se exponen cronológicamente en este espacio dedicado al vino. Historias con poso vividas por sus gentes como la propia revolución del cultivo de la vid que vivió Pinoso al tener que abastecer con sus vinos a Francia, golpeada fuertemente por la filoxera, contribuyó a la expansión de los vinos del Mediterráneo: «Con la colonización agrícola de estas tierras, a partir de principios del siglo XVIII, la producción se multiplica alcanzando sus mejores momentos en la segunda mitad del siglo XIX. La posibilidad de llevar los vinos hasta el puerto de Alicante, la construcción del ferrocarril Madrid-Alicante en 1856 y la merma de las cosechas francesas pondrán el vino de Pinoso en las mesas europeas», relata Francisco.
La sala está habilitada con explicaciones en inglés, valenciano y castellano; y también facilita la accesibilidad al tener rótulos en braille. Estos pequeños museos son los que inspiran y retratan las vivencias más personales de nuestros antepasados. Y en Pinoso encuentro un claro ejemplo de la historia viva de la cultura del vino en un amplio sentido socioeconómico, cuya influencia llega al escudo del municipio con la inscripción: «Las raíces a la tierra, pero las copas hacia el cielo».
Qué interesante, y además tan cerca y a la vez tan desconocido; sería interesante hacer una visita al centro cultural y aprovechar para degustar un buen arroz con conejo y caracoles regado todo ello con un vino de Pinoso.
Lo organizamos ?; un saludo,
La gastronomía de Pinoso «quita el sentido». Además de los platos mencionados (gazpachos, arroz y gachamiga) destacan sus embutidos artesanales, pastas y dulces caseros, como las tradicionales perusas. ¿Dónde hay que firmar para una escapada así?